Su voz resaltó entre todas desde la primera gala de Operación Triunfo. Apenas veintidós años y se comía el escenario con una fuerza que se hacía evidente en cada gesto, en cada mirada a un público que, entusiasmado, seguía las evoluciones de este joven almeriense que supo combinar profesionalidad con la pasión más primitiva. Y eso, necesariamente, genera arte. Del bueno.
David, el menor de tres hermanos, se ha convertido en el único miembro de la familia Bisbal con una clara vena artística. Y, a pesar de su juventud, desde hace muchos años. Cuando cursaba los estudios de segundo de BUP decidió que los libros no eran lo suyo. Sus padres, interesados por dar a su hijo una formación adecuada, le sugirieron que estudiara un módulo de forestal. Así hizo y comenzó a trabajar en un vivero. Pero no sería por mucho tiempo.
La verdadera pasión por los escenarios surgió tras conocer que una orquesta de su zona, Orquesta Expresiones, estaba realizando pruebas para contratar un cantante. Ni corto ni perezoso acudió al cásting, cantó con toda su alma y fue seleccionado. Ahí empezaría un periplo vital caracterizado por los viajes constantes, la carretera como compañera de noche, y las fiestas populares fieles aliadas para la subsistencia de su grupo.
David Bisbal, a pesar del éxito arrollador tras su paso por Operación Triunfo, ha sabido mantenerse con los pies en el suelo y hacer gala de su elegancia, cumpliendo a la perfección el refrán de "ser agradecido es de bien nacido". Y él no ha desperdiciado ocasión para manifestar todo su agradecimiento a los músicos anónimos de esa orquesta que tanto le enseñaron a querer la música y a respetar su profesión.
Su paso por Operación Triunfo supuso sin duda un antes y un después. Si bien es cierto que este concursante era uno de los más "profesionales" del concurso, junto a su inseparable Chenoa, tampoco podemos obviar que aprovechó a la perfección su estancia en la Academia y depuró su estilo hasta lograr las maneras de un artista consagrado.
El éxito, y el nutrido grupo de fans que le corea en cada una de sus actuaciones, no le ha hecho olvidar a los suyos. Y su familia sigue hablando de él como el chaval vital y deportista que sentía auténtica pasión por la palabra cantada: "David es muy responsable y cariñoso. Bromista y muy buen amigo. Un chaval feliz y luchador".
De todos sus compañeros de Academia, él ha sido el que más ha tardado en lanzar su primer trabajo en solitario. Quizá, las expectativas han sido tan altas, que su sentido de responsabilidad, y el perfeccionismo que le caracteriza, le obliga a revisar continuamente un trabajo grabado en Miami. Si desde sus primeras entrevistas Bisbal confesaba su admiración por Luis Miguel, el sueño en su caso ha sido más que cumplido. De repente, en apenas seis meses, su vida ha cambiado tanto que ahora va, de la mano de Kike Santander (productor de los últimos trabajos de Luis Miguel), camino del éxito.